Esta película está pensada sólo y exclusivamente para que el espectador pase dos horas y media de puro y absoluto entretenimiento, sin comeduras de olla, ni reflexiones kafquianas.
Y creo que ese ha sido siempre el objetivo que ha perseguido Raimi durante toda la franquicia. Un cine ’simple’ en su argumento, desprovisto de pretensiones clasistas, que entretenga sin hacerte pensar demasiado. En resumen, evasivo y preocupándose mucho por el ’show business’.
Con ‘Spiderman 3′ el amigo Sam pone la guinda a la saga. La cinta cuadra a la perfección con el tono y estilo de sus antecesoras, retomando incluso detalles patriotistas; pero esta vez todo se desarrolla de manera más fluida, más rápida y amena, a pesar del ‘overbooking’ de villanos con el que cuenta.
Reconozco que me temía lo peor cuando ibamos conociendo durante la producción de esta entrega el número de villanos que harían acto de presencia en ella. Demasiados nacimientos que contar, y algunos cabos sueltos anteriores que había que atar. Si además sabíamos que Gwen Stacy aparecería como elemento distorsionador de la relación de Peter y MJ, la duración del filme se adivinaba larga.
Pues no es así. A más de uno de vosotros os parecerá que este megaespectáculo ha pasado en un suspiro. Es tal la magnitud y espectacularidad de los efectos especiales, y el interés de la trama, que esas dos horas y media de metraje os arrollarán sin daros cuenta.
Cada una de las estrellas, reales e infográficas, luce por sí misma, sin pisarse, con el tiempo justo para notar su presencia e incluso su ausencia cuando le toca el turno a otra.
Y para colmo, Raimi cierra casi a la perfección esta trilogía; salvando el desenlace de algún que otro personaje, todo queda atado para que después de estas tres películas se haga borrón y cuenta nueva, pero al mismo tiempo para que el director que venga a continuación tenga el exitoso respaldo de lo acontecido de la saga inicial. En otras palabras, Sony se ha reservado un as en la manga para tomarse con tranquilidad la decisión de si sigue o no con una cuarta entrega.
Y creo que ese ha sido siempre el objetivo que ha perseguido Raimi durante toda la franquicia. Un cine ’simple’ en su argumento, desprovisto de pretensiones clasistas, que entretenga sin hacerte pensar demasiado. En resumen, evasivo y preocupándose mucho por el ’show business’.
Con ‘Spiderman 3′ el amigo Sam pone la guinda a la saga. La cinta cuadra a la perfección con el tono y estilo de sus antecesoras, retomando incluso detalles patriotistas; pero esta vez todo se desarrolla de manera más fluida, más rápida y amena, a pesar del ‘overbooking’ de villanos con el que cuenta.
Reconozco que me temía lo peor cuando ibamos conociendo durante la producción de esta entrega el número de villanos que harían acto de presencia en ella. Demasiados nacimientos que contar, y algunos cabos sueltos anteriores que había que atar. Si además sabíamos que Gwen Stacy aparecería como elemento distorsionador de la relación de Peter y MJ, la duración del filme se adivinaba larga.
Pues no es así. A más de uno de vosotros os parecerá que este megaespectáculo ha pasado en un suspiro. Es tal la magnitud y espectacularidad de los efectos especiales, y el interés de la trama, que esas dos horas y media de metraje os arrollarán sin daros cuenta.
Cada una de las estrellas, reales e infográficas, luce por sí misma, sin pisarse, con el tiempo justo para notar su presencia e incluso su ausencia cuando le toca el turno a otra.
Y para colmo, Raimi cierra casi a la perfección esta trilogía; salvando el desenlace de algún que otro personaje, todo queda atado para que después de estas tres películas se haga borrón y cuenta nueva, pero al mismo tiempo para que el director que venga a continuación tenga el exitoso respaldo de lo acontecido de la saga inicial. En otras palabras, Sony se ha reservado un as en la manga para tomarse con tranquilidad la decisión de si sigue o no con una cuarta entrega.